viernes, 28 de diciembre de 2012

Os echo de menos

Decía El Principito, muy sabio él:

"Construir el futuro significa construir el presente. Es crear un deseo que valga para hoy y esté orientado hacia el mañana."

Siento este vacío, una ausencia honda. Siento haberos dejado sin palabras. Solo puedo decir:





Besos y más besos...

viernes, 7 de septiembre de 2012

Apuntes para un blog

   Hoy es uno de esos días en los que concentrarme es un trabajo en sí mismo. Cualquier otra idea acelera, adelanta por la derecha y se planta en primera posición. Poco a poco mi último examen de carrera queda de telón de fondo, al modo de los escenarios de papel pintado para las obras de teatro de los colegios.
   Y es que no me puedo creer cómo cambian los sueños a medida que avanzamos. Ni rastro queda ya de la RESAD o de Madrid. Aún persiste lejana Barcelona, pero el fuego es muy pequeño. ¿Dónde está la actriz, a dónde se marchó la presunta directora? Cuántas veces he llamado a la filóloga en vano.
   Una calle estrecha, de balcones con barrotes de hierro y persianas recogidas. Un pequeño piso alquilado repleto de libros y música, de cine jamás visto en las salas de moda. Los mismos barrotes custodian la cama solo para uno. La manta, el ordenador y el mando de la tele se mezclan juguetones dispuestos a su haber. ¿En qué lugar está esa calle? Mi horizonte la ha barrido.

   Ahora te agolpas tú contra mi pecho que no cesa. Ahora la cama es más grande. La casa ya no está en silencio. A lo lejos se oyen llantos, ora risas, ora llantos de nuevo. Los sueños tienen dos nombres, dos apellidos. Han perdido individualidad y han ganado riqueza. Me da miedo perderme en el cambio, en el trasiego de maletas, en los timbres de las puertas.


¿Por qué?
Yo: quiero ser yo, solo que yo no sola (contigo).

martes, 22 de mayo de 2012

Aviso: Entrada superficial (pero muy útil)

En realidad estaba redactando desde hace algún tiempo otra entrada diferente, una sobre el apocalipsis. Me he dado cuenta de que estoy demasiado triste para escribir nada sobre el fin del mundo. Estoy triste, muy triste. Bueno no, estoy muy, muy, muy, muy,....... triste. Mi tristeza se cuenta por las veces que lloro a lo largo del día. Muchas. Y no puedo apartar de mí esta tristeza. Lucho, como siempre, pero me vence, como siempre también. Me estoy dando cuenta de que estoy demasiado triste para escribir nada sobre mi propia tristeza. Tampoco quiero dar explicaciones sobre los motivos de mi tristeza al filo de lo imposible.
Por eso, he pensado que qué mejor entrada que una en la que detalle mi lista de regalos ideales, y profundamente materiales, que esconda mi tristeza por unos días y haga que me crea "súper feliz".

1.- El kit "7 minutos de Cosas Bonitas todos los días", o en su defecto (o en su virtud), el "Picnic para enamorados" de Olivia Jabones de Cuidado. Jabones naturales pensados con delicadeza y empacados con mimo. Un capricho para la piel. Me muero por probarlos en un baño eterno contigo.

2.- Un tatuaje. De golondrinas detrás del cuello. Me inspiran libertad y familia. Y eso es todo lo que necesito.

3.- "Galletas amorosas" para comerme las razones por las que me enamoras, o "galletas buen rollo" para empezar o acabar el día como se merece de Mr Wonderful y Kukis Fiesta. Desde que conozco su trabajo, estos chicos tan molones siempre consiguen sacarme una sonrisa con sus pequeños y originales detalles.

4.- Viaje a Soria. Tierra machadiana plagada de poesía y... ¡de mantequilla!. Allí sí que saben desayunar.

5.- Un trapito, un complemento, una libreta,.... ¡lo que sea! de las tiendas Ah y Lula de Bilbao. Adoro esas tiendas, que siempre observo detrás del escaparate pegando bien la nariz, y que solo entro en rebajas. Se abastecen de piezas tan especiales y diferentes, como Sietedelonce, mi favo por excelencia.

Telas de Black Oveja en Madrid

6.- "Diana F+", una cámara de fotos de los años 60. Su peculiaridad es el efecto que da a sus fotos. Las reviste de un aire retro, muy chulo. La verdad es que, antes de tener esta cámara, tengo que coger más técnica con la mía también analógica, pero todo llegará.

7.- Un curso de arteterapia. Tengo tantas ganas de empezar un proceso arteterapeútico que me libere de tantas neuras como pululan por mi cabeza... En el centro En cuerpo y alma de Vitoria son expertos en ayudar a que te conozcas a través del arte. Ofrecen formación para nuevos arteterapeutas.

8.- Millones de ovillos de lana de diferentes colores para seguir practicando mi punto y llenar vuestras vidas de guirnaldas preciosas. 
Mmmmm, creo que esta terapia de choque contra la tristeza profunda está surgiendo efecto. Esto de hacerte listas de cosas que te gustan es catártico. Parece que mi tristeza me ha dado un respiro.

De todas formas y ahora que lo pienso, cualquier cosa llena de amor me viene bien. Y como le dije hace poco a una amiga-consejera, que ahora está lejos, "no sé cómo puedo estar triste estando rodeada de gente tan maravillosa".


Nota Aclaratoria: El orden de los regalos es indifirente; no significa que lo que está colocado en el número 1 sea lo que más desee, sino que lo he puesto así según me iban llegando a la cabeza ja,ja...

                  *** en el próximo número: EL APOCALIPSIS***


domingo, 11 de marzo de 2012

No hay barreras


No hay barreras. La mejor frase que escuché ayer.

Ayer fue uno de esos días que suelo tener de vez en cuando desde que llegué al sur. Uno de esos días en los que la soledad no es buscada, sino impuesta. Las cosas impuestas rara vez resultan agradables. Me pasé todo el día engañándome con esto y lo otro, cualquier cosa antes que sentir su fría mano. Te llamé con una excusa y resulté creíble. Me lo creí hasta yo. Más tarde, llamaste tú. Me cuesta un mundo reconocer que me siento sola. La soledad, parece que solo deba esconderse tras las figuras de los márgenes o de las canas. Pero a ti no te puedo mentir, aunque lo intente me ves sin estar y me escuchas tras mis silencios. Entonces caí haciéndome agua, como esa imagen de la peli de Amelie después de que el chico que le gusta se va sin reconocerla. Y por primera vez, y aún sin pronunciarlo, te reconocí que sí, que todo lo que me pasaba (una infinidad de puntos suspensivos egoístas) era simple y llana soledad. Y me dio tremenda vergüenza. Qué va a pensar la gente, qué vas a pensar tú. De entre todo tu discurso entrecortado por la tecnología empeñada en no oírte, reconocí que me decías, No hay barreras. Y en ese momento redescubrí por qué tú.

Desde hace tiempo te merecías una entrada, un reconocimiento, toda una declaración de intenciones. Tengo la intención de seguir conociéndote, conociendo la suma que hacen dos personas mejor, la intención de vivir en tu espacio sin ahogarte, la intención de enseñarte las minúsculas motas de mí, la intención de conducirte hasta donde quieras que llegue, la intención de reaprender a través de tus ojos, la intención de que no te canses de mi cuerpo, la intención de acariciarte mientras duermes y yo memorizo tu respiración, la intención de descubrir nuevos nombres para los años que vendrán. Tengo la intención de quererte hasta que tú quieras que lo haga.

Porque contigo no hay barreras.

lunes, 30 de enero de 2012

Habitaciones de hotel


Me gustó imaginar, como a todos los hombres,
que la chica que amaba se acostaba con otros,
que se lo hacía incluso con gente de su sexo,
para darle más morbo y más psicopatía.



Luis Alberto de Cuenca.
Erwin Olaf. Hotel Kyoto.



Después de comer dulces, atragantarme y empacharme, decidí embutirme en mis bragas de cuero. Me pinté los labios y esperé en mi cama a que alguien viniese a devorar el cuerpo ya inmóvil, yermo.

Tardaste tanto que me vacié sola para que nadie pudiese entrar y retorcerse en mí y descubrime, que quizás pueda gritar de placer.

Te amo dentro de mi boca, bajando por mi esófago, punzándome el ombligo. Te amo cuando buscas mi desgracia y deshilo las sábanas hasta quedarme en el suelo.

Al final, me gusta besarte en la boca. Primero lento, para creerme que lo que hago contigo no es otra cosa más que el amor. Después te muerdo, para acabar pidiéndote que no te muevas cuando te folle.

Porque contigo, cariño, follo. Con mi marido tengo hijos.