martes, 16 de febrero de 2010

Te quiero

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;

Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.


Luis Cernuda,
transgrediendo.

viernes, 5 de febrero de 2010

¿Te cuento lo que me inspiras?


Te llamé por teléfono, pero no estabas y tu contestador habló por ti. Entonces yo no pude callarme y le conté esas cosas...que suceden cuando estoy sola y tú estás lejos: "Cuando el deseo se esconde y te llama desde esquinas que huelen a amores ya usados por otros. Su hedor te cautiva a pesar de que impregna el aire hasta hacerlo casi irrespirable. Sucumbiendo a sus encantos cierro las piernas falsamente, sólo quiero prolongar su respiración agitada en mi vientre, más abajo. No, espera, o sí. Si da igual, si por dentro ya resbalo entre mis dedos. Más adentro. Y más fuerte están las puertas del placer. De un placer que se dobla ante mi cuello cada vez más tenso. Mi mentón, ah, cada vez más alto. Mis caderas se agitan en ese suelo sucio que me llama a chuparlo como si de los labios más apetecibles se tratase. Mi cuerpo coordinado al compás se retuerce. Mis pupilas se dilatan. Un último espasmo que me llena de un esperma imaginario. La nada más absoluta me envuelve durante un instante: no hay respiración, no hay latido, no hay pensamiento. Espero tranquila hasta que mis muslos se calman, como tu tempestad."

Bienvenidos a lo que espero sea un delicioso viaje a lomos del animal salvaje e indomable, que todos llevamos dentro pero que sólo unos pocos dejan salir.